Un matrimonio exitoso

 

La primera vez que me vi en el espejo con su cuerpo, sentí un escalofrío. No era solo la sorpresa de verme con barba y músculos donde antes había curvas. Aproveché para deshacerme de la trepadoras que se le insinuaban e incluso le mensajeaban, hice de todo por salvar nuestro matrimonio, desde ayuda en la iglesia hasta profesionales en relaciones pero todo había fallado. 

Al principio, él se resistió. Verme con su cuerpo tocándome, para después voltear a verlo con deseo de su cuerpo... lo aterraba y a mi también... me sentía grande, fuerte e impulsivo lleno de energía; la testosterona de este cuerpo me volvía completamente loca o bueno ... loco al ver a mi anterior cuerpo . Pero yo sabía que debajo de aquella incomodidad suya también había curiosidad, una chispa de deseo reprimido. Y yo estaba decidida a encenderla.

Empecé con pequeños toques, caricias suaves en la ducha, besos robados en la cocina. Lo hacía sentir mi deseo a través de su propio cuerpo. Le mostraba cómo se sentía el placer desde esta perspectiva, la intensidad de la mirada masculina, la fuerza bruta del deseo.

Poco a poco, lo vi rendirse. Sus manos empezaron a explorar su propio cuerpo con más curiosidad, sus gemidos se volvieron más profundos, sus orgasmos más intensos. Yo lo guiaba, le mostraba los puntos de placer que antes ignoraba, las sensaciones que su cuerpo de mujer anhelaba.

Cuando hacíamos el amor, era una explosión de sensaciones. Él, en mi cuerpo, gimiendo y retorciéndose bajo mi toque, y yo, saboreando el poder y el placer de dominarlo en su propia carne. Lo penetraba con fuerza, sintiendo su cuerpo temblar bajo el mío, hasta que ambos alcanzábamos el clímax, gritando de placer en una danza de roles invertidos.

También disfrutaba besarlo frente a las mujeres con las que antes coqueteaban y no las culpo mi marido  era muy atractivo y exitoso pero ahora yo era poseedora de esa vida y cuerpo y me daba el lujo de  rechazarlas con frialdad, mientras tomaba su cintura con mis manos , era gracioso ver como se sonrojaba de la vergüenza; el estar vestido  y maquillado frente  a sus ex colegas , jefes y secretarias y ex amantes del departamento en las fiestas empresariales , ahora el era un completo desconocido en mi cuerpo, solo la hermosa esposa del próximo gerente. Era una venganza dulce y satisfactoria.

Mientras tanto, él se iba hundiendo más en su papel de ama de casa. Aprendió a disfrutar de las pequeñas cosas, como cocinar una comida deliciosa o decorar la casa con flores frescas. Incluso me suplantó totalmente frente a mis amigas , sé que seguramente habla de mí frente a ellas , de nuestra vida sexual y algunos tips que nos dábamos como lo son las pláticas entre mujeres.

A veces me preguntaba si estábamos haciendo lo correcto, si esta extraña solución realmente iba a salvar nuestro matrimonio. Pero luego lo miraba, viéndolo sonreír mientras preparaba la cena o cuando ahora debía ser el quiem cuidara a nuestro pequeña hija ,  ni qué decir de las noches cuando nos quedábamos a solas y lograba hacerlo gemir de placer bajo mi toque hasta venirme dentro, nuestra familia pronto crecería solo que ahora él sería quien tuviera al varón que tanto deseaba. Al menos por ahora, éramos felices. Sé que debajo de nuestra fachada de familia perfecta ocultamos un secreto extraño y retorcido que ha sido clave en nuestro éxito, pero al fin y al cabo continuábamos siendo una familia.