Reemplazo de esposa I - Adictiva Bodyswap

martes, 6 de mayo de 2025

Reemplazo de esposa I

Aquí vamos de nuevo, a ese agujero infernal de antigüedades. No sé por qué Laura insiste en volver a este lugar que me da tan mala espina. Supongo que estoy intentando hacerla feliz, aunque a veces se comporte como una arpía egoísta y consentida. Nuestra relación está podrida hasta la médula, lo sé. Cada discusión termina con la misma amenaza: "¡Divorcio!". Y yo, como un idiota, me quedo callado porque sé que no puedo pagarle un abogado, y realmente la amaba desde el primer día , yo hubiera hecho todo por ella con tal de vivir felices juntos. Pero no podemos controlar o hacer que las personas nos amen como quisiéramos , tal vez ella me quería muy en el fondo a su manera , tal vez esperaba otra cosa de mí o simplemente el divorcio de nuestro matrimonio de 2 años sería inevitable


La campanilla sobre la puerta tintinea cuando entramos, anunciando nuestra al tipo raro que regenta este lugar. Un olor a polvo y madera vieja nos golpea al instante. Laura se separa de mí de inmediato, con esos tacones que tanto me excitan y que a la vez me sacan de quicio resonando sobre el suelo de madera. Se pierde entre las estanterías atestadas de objetos extraños, reliquias empolvadas y cachivaches inútiles. Yo la sigo con la mirada, sintiendo una punzada de deseo mezclada con frustración. A ella siempre le gustaron esta clase de lugares "inusuales"



Observo sus caderas balanceándose suavemente mientras se agacha para examinar una vieja muñeca de porcelana. La luz tenue de la tienda dibuja sombras en su cuerpo, resaltando las curvas que conozco tan bien. Su cabello castaño, siempre impecable, cae sobre su hombro mientras se concentra en el objeto. Maldita sea, es hermosa. Y me odia. O al menos, eso es lo que parece.


"¿Encontraste algo interesante?", le pregunto, tratando de sonar casual.


Ella se endereza lentamente, con la muñeca en la mano, y me dedica una mirada fría. "Tal vez. A diferencia de ti, yo sí tengo buen gusto".


Sus palabras me golpean como un puñetazo. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué tiene que hacerme sentir siempre como si fuera un estúpido? Respiro hondo para no responderle y la sigo mientras se dirige al mostrador, donde aquel tipo  nos espera con una sonrisa inquietante. Volteo a verla y observo su hombro descubierto por su blusa, luego su brazo tatuado ... es lo único que realmente odiaba de su cuerpo; sus tatuajes , nunca entendí ese afán de arruinar su lado femenino, cosa que había sido cosa de discusión muchas veces antes, ni qué hacer...


Siento como si algo nos observara desde las sombras, como si estuviéramos atrapados en una pesadilla de la que no podemos escapar. Y Laura, con su obsesión por las antigüedades, parece disfrutarlo. No entiendo qué busca aquí, qué es lo que la atrae tanto de este bazar. 


Luego está ese mismo tipo , el mismo que nos ha atendido veces anteriores , me da mala espina , desde el primer día no despegó ni una mirada a Laura , maldito pervertido , quería decirle algo pero mi educación y decencia me lo impedía … aún . De pronto se levanta de sus silla y se dirige a nosotros parece que trata de ofrecer un medallón y Laura enfoca toda su atención hacia él ignorándome por completo , la escena de Laura con ese tipo no me provoca celos, ni mucho menos y me aparto de ellos. Es más bien... irritación. Un fastidio como cuando encuentras una mosca en tu sopa. El tipo parece ser de mediana edad , delgado y sin chiste más bien un espécimen raro, con esa torpeza social que da pena ajena. Su insistencia con el amuleto, cuando es evidente que a Laura le había dejado de poner atención me parece ridícula.


Laura y el tipo ese... la escena me produce una mezcla de lástima y fastidio. Él, un pobre diablo, visiblemente incómodo, con la torpeza de quien no ha cruzado muchas palabras con mujeres. Ella, hermosa e inalcanzable, recibiendo su atención con una mezcla de condescendencia y aburrimiento. "Pobre fracasado", pienso al verlo aferrarse a ese amuleto que a Laura le resbala.




Dejo que se las arreglen solos. Total, ¿qué podría pasar? Laura sabe cuidarse sola y, sinceramente, no tengo ganas de lidiar con las rarezas de ese sujeto. Me da igual si le coquetea o le regala toda la tienda. Ella es libre de hacer lo que quiera... aunque siga siendo mi esposa.


Me adentré en el laberinto de objetos antiguos, buscando algo que me distraiga de la imagen de Laura y el vendedor. No por celos, sino por simple aburrimiento. El lugar apesta a polvo y desesperación, un reflejo de mi propio matrimonio. Cada reliquia parece contar una historia de promesas rotas y sueños olvidados.


Encuentro una vieja espada oxidada. La empuño y siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal. Imagino blandirla, liberando toda la frustración que llevo dentro. Pero no soy un guerrero, solo un hombre atrapado en una vida que no eligió.


Dejo la espada y sigo mi camino, sintiéndome cada vez más agobiado. La presencia de Laura en este lugar me crispa los nervios. Su obsesión por las antigüedades, su constante necesidad de comprar y acumular, me resulta incomprensible. ¿Qué busca realmente? ¿Llenar un vacío emocional? ¿Escapar de la realidad?


La verdad es que ya no la entiendo. La mujer con la que me casé hace años ha desaparecido, reemplazada por una desconocida fría y distante. Y yo, por mi parte, me he convertido en un espectador pasivo, incapaz de cambiar el rumbo de nuestra relación.


Mientras vago sin rumbo por la tienda, siento que algo me observa. No es el vendedor, ni Laura, sino una presencia invisible que me pone los pelos de punta. Un escalofrío recorre mi cuerpo y siento la necesidad de salir corriendo.


Mis pensamientos se interrumpen cuando los gritos desgarran el silencio polvoriento de la tienda. Primero Laura, un alarido agudo y desesperado, seguido por el chillido histérico del tipo raro. El instinto animal se apodera de mí. Dejo atrás la vitrola y corro a toda velocidad, sorteando muebles y cacharros, sintiendo la adrenalina bombear en mis venas.


La escena que me recibe es un caos. Laura y el tipo tirados en el suelo, forcejeando como animales. Él, con la cara desencajada y los ojos inyectados en sangre, aferrado al medallón con una fuerza inhumana. Ella, gritando y pataleando, tratando de liberarse de su agarre.


La sangre me hierve al ver a ese bastardo encima de Laura. Sin pensarlo, me lanzo sobre él, apartándolo de mi mujer con una furia descontrolada. Lo levanto del suelo y lo estampo contra una estantería, sintiendo la madera crujir bajo el impacto.


La rabia me ciega. Lo golpeo una y otra vez, con toda la fuerza que tengo, descargando en él toda la frustración, el rencor y la impotencia que he acumulado durante años. Siento el hueso ceder bajo mis nudillos, la sangre salpicar mi cara. Estoy seguro de que le he roto la mandíbula.


"¡Suéltalo!", grito, con la voz ronca por la rabia. "¡Es mi mujer!"


En ese momento, ya no pienso en las consecuencias. Solo sé que tengo que proteger a Laura, aunque ella me odie, aunque nuestra relación esté podrida hasta la médula. Sigue siendo mi mujer. Y nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a tocarla.


La pelea se convierte en una orgía de violencia. El tipo se defiende como un animal acorralado, arañando, mordiendo, tratando de escapar de mi furia. Pero yo soy más fuerte, estoy impulsado por una fuerza sobrenatural. No voy a permitir que se escape.


De repente, siento unas manos en mi espalda. Dos hombres, clientes de la tienda, me agarran y me separan del tipo. Intento zafarme, pero son demasiado fuertes.


"¡Déjenme!", grito. "¡Tengo que acabar con él!"


"¡Cálmate, hombre!", dice uno de los hombres. "Ya está hecho. Lo tenemos controlado."


Jadeando y temblando, me dejo someter. Veo al tipo tirado en el suelo, inconsciente y cubierto de sangre. Laura está sentada a su lado, llorando y abrazándose a sí misma.


"¿Estás bien?", le pregunto, con la voz temblorosa.


Ella no responde. Solo me mira con una mezcla de miedo y confusión mirándose el pecho y las piernas, veo como lleva sus manos para sentir sus senos ... el desgraciado la habría lastimado?


"La policía está en camino", dice uno de los hombres. "Todo va a estar bien."


Reviso a Laura por todas partes y parece estar intacta una vez le pasa el shock  ella parece estar muy agradecida de haberla salvado de aquel sujeto dándome un beso y una amplia sonrisa , usualmente ella no era tan cariñosa ni expresiva pero realmente disfruté la muestra de afecto haciéndome sentir como su héroe, la tomó entre los brazos y la apoyo en mi para ayudarla con sus tacones , parecemos de nuevo una pareja de enamorados cruzando el jardín hasta llegar al auto  y llevarla a casa .





3 comentarios:

  1. Muy buena historia, espero puedas continuarla

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  2. Interesante, esperare la siguiente parte!

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  3. Me gusta ojalá no tardes en subir más capítulos por favor

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